Con un puñal en el alma

Todavía recuerdo a las ñoras en la fila de las tortillas leyendo bien apasionadas el libro semanal. Aún hoy, cuando mi limusina no circula, y espero mi cambio de un billete de a 500 con el que le pago al chofer de la combi, ver que dos o tres ñoras van bien atentas a la sana lectura que estas mininovelas ofrecen a sus fragiles mentes y destrozados egos.


pura caca.

1 comentario:

CarlosMora dijo...

a mi me latían mas los sensacional de barrio....


jejejeje