El reencuentro

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No, esto no se trata, mis estimados compis de pulcata, de un reencuentro estilo "cuando Capulina reencuentra a Viruta" ni nada parecido.
Permítaseme decir que se trata del reencuentro de este su servidor con el sano arte de bloguear la serie de aventuras que han sucedido en los últimos meses.

¿Qué que anduve haciendo?

Compis, son tantas las historias que contar como kilos que guarda la enorme panza de Carstens, pero para todo hay tiempo y por adelanto puedo decir que mis aventuras incluyeron:
-Detective de esposas engañadas (con resultados sexuales)
-Cazador de chicharras (para los niños pobres del bordo de Xochiaca)
-Machetero (hasta que me enteré que era para el trasiego de mota)
-Activista por los derechos de los afectados por alopecia (por los pelones puesn)
-Comisionado para las pláticas de paz entre el gremio de alarifes y las constructoras de polanco.

NOTA: Casi todo derivó en resultados sexuales...

Fueron muchos (tres) los correos que insistían sobre el abandono de esta obra maestra que ostento en este blog. Pero no encotraba la motivación para darle continuidad y atención merecidas, así que solicité los consejos de mi Maistro Chicarcas para que iluminase mi camino con su desbordante sabiduría.
Luego de destilar por nuestros bellos y rollizos cuerpos sendos litrotes de pulque hidalguense el Maistro Chicarcas y yo nos olvidamos el motivo de nuestra reunión cumbre, de tal forma que comenzó a contarme todas sus aventuras. Tomé nota de ellas y pensé para mis adentros (mientras que para mis afueras iban a parar las quecas de hongos) "Esto lo debe saber el mundo, tanta belleza debe ser compartida". Luego de limpiarme del hocico un hongo digerido a la inversa, decidí que era hora de retomar este valioso documento histórico sobre los usos y costumbres de que la perrada acostumbra ejercer día a día.

Así que, ya lo saben.