La cuchara galvanizada. I

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De la serie Chicarcas y Pitirijas, Maistros de obra.

Aquel día, el Maistro Chicarcas gozaba de un rico atole de guayaba con un tamal oaxaqueño mientras estaba sentado sobre la banqueta frente a la obra. Estaba a punto de darle la última dentellada al ceboso manjar cuando de pronto llega Ponciano Pitirijas: el azote de las tortilleras.
- Quihubo hijopdetupinchema!!!!, ¿Por que llegates tan temprano?, ¿Dormiste en la casa del perro o que chingaos?

El Mistro Chicarcas, quien no dejaba de saborear su atole mientras miraba fijamente a su amigo, no hizo más que hacerle una señal con la manos semejante a la de una mano con reumas, a lo que Ponciano Pitirijas respondia:

-Uyy que pinche caracter, si no quieres venir a chambear no hubieras venido caón, chales.
El Maistro chicarcas se levanto solemnemente mientras daba el ultimo trago a su atole. Una vez que se incorporo le dijo a su compañero de bote alcoholero:

-Mire mi estimado Ponciano, si llegue temprano fue por un motivo muy poderoso - Pitirijas pelo los ojos y hasta dejo de rascarse los desos ante la seriedad del Maistro.

-¿Pues que pasó? ¿otra vez se va a robar las herramientas antes que llegue el patron?- dijo Pitirijas.

-Ni madres cabrón!!!- dijo el impaciente Maistro- esta vez no es por eso, esta vez el patrón nos tiene algo muy importante que decir, me lo dijo por el celular...

-chales, chales ¿cual celular hijo de la chingada? la pinche caseta de la esquina de tu casa, jijo de la chingada, pinche chismoso que eres caón.

-El celular del patrón -respondió el Maistro Chicarcas- es que no me dejas terminar. Así que por eso estoy aqui.

-¿Que no estas aquí para trabajar caón?

-No, para eso estas tú aquí, pendejo.

-Hmmta madre, pero si yo te recomende, pinche malagradecido hijo de tu put...

-Shhh! cállate wey, ahi viene le patrón.

El patrón descendió de un Ford Falcon 1970. Era un tipo más bien gordinflón, con cara de chancho, bien blanco el cabron, de ahi que le dijeran el Queso de Puerco.

-Buenos días muchachos- saludo el patrón a ambos dos maistros.

-Buenas -respondieron los Maistros.

-Los he citado a esta hora, muchachos, pues necesito su ayuda.

-Usted dirá en que Don Queso- dijo Ponciano Pitirijas.

-Pues verán muchachos, como ustedes saben yo soy un padre de familia responsable, padre de los muchachas bien chulas las cabronas, lastima de madre, en fin. Miren maistros, yo sé que ustedes son respetados en la obra y que son muy chuchos en eso de averiguar quien se roba las cosas aqui y todo eso y es por eso que necesito que me ayuden, les pido que me ayuden.

-Pos faltaba más Don Queso -dijo el Maistro Chicarcas - usted dirá de que forma y en que posición.

-Pues me da un poco de pena -Dijo Don Queso.

-No se apene y sientese a platicarnos pues - dijo Pitirijas.

-Esta bien muchachos. Les comentaba de mis hijas, pues una de ellas, pues... ¿como decirles? pues... bueno pues se la cojieron.

El Maistro Chicarcas parecia una columna de las que colaban en la obra mientras que Ponciano Pitirijas trataba de imaginarse el momento mientras se ponchaban a una de las hijas de Don Queso.

-Oiga Don Queso- dijo el Maistro Chicarcas - ¿y a cual de las dos muchchas fue?

-Pues a La Chole.

-¡¡¡ No mames !!! - fue la exclamación que lanzarón los dos maistros al unisono. La Chole era la viejas más, fea, gorda, apestosa y chilapastrosa que habia en la colonia, de hecho se parecía a Don Queso pero en mujer y más fea, gorda y apestosa. Los maistros no podían creer que alguien tuviera la insensibilidad necesaria en los sentidos para lograr tal cercania con esa mujer. El horror de ambos, mezclado con asco les hizo que al hablar les temblara la voz.

-¿Y nosotros que debemos hacer Don Queso? - pregunto el Maistro Chicarcas.

-¿No vaya a querer que uno de nosotros se case con ella verdad? - preguntó Ponciano Pitirijas.

-No muchachos- dijo Don Queso mientras negaba con la cabeza y la papada de tres pisos -no, nada de eso. Lo que yo necesito es que encuentren al culpable, me lo traigan y aqui entre los tres le partimos su madre...


Continuará...